Jornadas de Pranayama

La clase de Pranayama consiste en ciertas asanas específicas para trabajar la apertura del pecho y acondicionar el cuerpo y la mente para el trabajo d ella respiración. La misma se puede realizar tanto acostado boca arriba -en postura de Pranayama- como sentados.

* Una vez por mes, los días sábados por la mañana, se realizan jornadas de Pranayama y se notifica a gravés de e-mail.

Los peligros de la respiración

El ejercicio respiratorio en sí persigue dos objetivos principales: el primero de ellos es puramente físico, en el que se busca una mejor oxigenación a través de una respiración más profunda, ampliando así la capacidad torácica. De este modo la respiración es más natural con lo cual se nos permite obtener un estado de calma y sosiego, percibiendo las sensaciones y la vida con plenitud. A partir de esto entenderemos claramente que a través de la respiración y de ésta a la circulación, las emociones negativas pueden repercutir sobre los órganos físicos e inversamente una emotividad equilibrada protegerá de todo ataque a un cuerpo sano.

El segundo objetivo que se persigue en una práctica respiratoria es la vivificación de ciertos centros nerviosos y aquí reside la diferencia entre la respiración torácica y la abdominal; esa vivificación produce una energía que canalizada por estos centros nos producirá unos efectos psíquicos como pueden ser la relajación, el crecimiento espiritual, la intuición y la plenitud de vida, entre otros.

Las alteraciones se clasifican en dos grandes grupos: las alteraciones de índole física y las de índole psíquica. Es necesario realizar estas prácticas con suavidad antes que con lentitud, pues una lentitud desacostumbrada producirá invariablemente angustia, la cual puede no ser recomendable. En el inicio es conveniente no superar los doce segundos para realizar un ciclo respiratorio completo, tiempo que se podrá ir incrementando con la práctica.

En primer lugar vamos a referirnos a los problemas de índole física. La caja torácica está rodeada de una serie de músculos como por ejemplo los pectorales y los de la espalda que como se sabe, el recuerdo de experiencias negativas y sensaciones desagradables hacen que se compriman como un ajustado corsé, reduciendo el ritmo respiratorio; de ahí que si llenamos los pulmones al momento sentiremos un cansancio y opresión que hará que soltemos el aire de golpe, con el subsiguiente jadeo. Si realizamos una respiración mas lenta que lo habitual, sucederá que por un lado haremos una esfuerzo inconciente de opresión y por otro un contra-esfuerzo conciente de expansión resultado de lo cual será que nuestra atención se desenfocará por causa de una angustia y cansancio que se materializará principalmente en dolores de espalda o según la constitución del individuo, puede derivar de este esfuerzo un tanto angustioso un carraspeo crónico de origen nervioso. Una mala posición de los hombros al querer mantener la espalda recta y tomar una actitud rígida puede bloquear el movimiento respiratorio a la altura del plexo solar. Las sensaciones de mareo son muy comunes en los aprendices de la respiración.

En segundo lugar al referirnos a los trastornos de índole psíquica diremos que una causa bastante frecuente es el querer avanzar con excesiva rapidez en lo que denominaremos aprendizaje de la técnica, olvidando que se necesita de un acostumbramiento del cuerpo a las nuevas situaciones planteadas.

Todos estos trastornos son en general escasos y tienen solución. Y además un buen maestro debe conocer y observar la concentración de sus alumnos en el trabajo.

Hay una frase que dice: Allí donde están nuestros pensamientos está nuestro corazón